Que el ferrocarril es parte indisoluble del patrimonio de un país es una realidad imposible de negar a pesar de la absurda tendencia a enterrarlo o alejarlo de las ciudades a las que da servicio. Un notable ejemplo de este hecho es la locomotora que hoy traemos a nuestra modesta bitácora, la 3737 de los Países Bajos, protagonista de dos hechos históricos de la historia ferroviaria neerlandesa. Su importancia hizo que fuese una de las elegidas para ilustrar la emisión conmemorativa emitida por el correo de los Países Bajos en el año 2005.
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