Se podría afirmar, aunque las comparaciones sean odiosas, y esta en especial lo sea más todavía, que las estaciones ferroviarias del siglo XIX, alardes arquitectónicos de estructura de hierro y fachadas monumentales, serían el equivalente en el arte moderno de las iglesias medievales. Dejando aparte esta probable exageración, aquellos magnos edificios decimonónicos constituyen una página de la historia del Arte que también tuvieron su hueco en la Filatelia. Una de ellas es la Estación del Norte de Bruselas,con la que estrenamos este nuevo año.
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