Nueva Gales del Sur, 1937. Los tonos rojizos del atardecer desplazan al azul del día. De repente, el ruido del tren rompe el silencio australiano, y la potente luz de un foco inunda la vía del ferrocarril. Es el tren que aporta un paso más de modernidad a este territorio de Oceanía, aún parte de un Imperio Británico al que apenas le queda una década de supervivencia. Es el Silver City Comet. Décadas después, ya rozando el final del siglo XX, el correo de Australia le dedica un sello postal.
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Fuente: Delcampe. |