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jueves, 24 de octubre de 2024

La olla ferroviaria, un elemento fundamental

El ferrocarril no es sólo trenes, estaciones o infraestructuras. Dentro del día a día de los trabajadores ferroviarios existen otros elementos sin los que su labor sería prácticamente imposible. Uno de ellos es la olla ferroviaria, nacida por la necesidad de alimentarse en las locomotoras de vapor durante las largas jornadas de trabajo de los maquinistas y los fogoneros. Gracias a su vital importancia, mereció figurar en dos matasellos especiales que hoy traemos a nuestra bitácora. 

Fuente: Delcampe.

El primero de estos matasellos corresponde a la XXVIII Exposición Filatélica en Homenaje a la Olla Ferroviaria, celebrada en Miranda de Ebro, uno de los nudos ferroviarios más importantes de la red española, vinculado a las compañías de los Caminos de Hierro del Norte de España y a del Ferrocarril de Tudela a Bilbao. Esta última sería posteriormente absorbida por la primera. El cancelador, emitido el 17 de septiembre de 2010, muestra el perfil de una de estas ollas, rodeado por las leyendas alusivas al mismo.
Sobre conmemorativo de la exposición filatélica dedicada a la olla ferroviaria. (Fuente: Delcampe).

Cinco años después, una olla ferroviaria apareció en uno de los matasellos más originales de aquel año. Fue en Reinosa (Cantabria) el 20 de enero de 2015, en conmemoración de las fiestas patronales de San Sebastián. Su autor es el pintor reinosano Alberto Gallo a raíz de un encargo del ayuntamiento de la capital campurriana. El diseño muestra una moneda de aspecto antiguo, con una olla ferroviaria en su interior. Rodeando el círculo leemos la leyenda «SAN SEBASTIÁN - REINOSA XX-I-MMXV», en caracteres cuasi medievales. Durante estas fiestas se celebra un concurso de ollas ferroviarias, ya con tres décadas de antigüedad, motivo por el cual su imagen protagoniza el cancelador correspondiente a aquel año.

Fuente: Catálogo de Matasellos de Fesofi

El origen de la olla ferroviaria se halla en el Ferrocarril de La Robla, entre León y Bilbao, cuyas interminables jornadas de trabajo, alrededor de 10 horas, y el frío del norte de España, hicieron necesario que los maquinistas y fogoneros se las ingeniaran para poder cocinar a bordo de los trenes. De ese modo, aprovechando el calor de los fogones de las máquinas, se desarrolló un tipo de olla, consistente en una cazuela de barro o de porcelana encajado en un recipiente de hierro provisto de tres patas de sujeción y un asa. Debido a su fama, este invento se extendió a otras líneas férreas, entre ellas la «Imperial», perteneciente a la mencionada Compañía del Norte.

Sobre de la Compañía de los Ferrocarriles de La Roble, enviado de Cistierna a Valverde del Júcar en mayo de 1942. La carta circuló en el correo de León a Bilbao, como atestigua el matasellos ambulante visible en el frontal. (Colecc. M. Sánchez).

Este ingenio, que daba de comer a todo el personal del tren, pronto se hizo muy popular, siendo sinónimo de comida de calidad para los ferroviarios de esta bonita línea férrea. La fama de la olla ferroviaria, ya en desuso en el ámbito del ferrocarril, continúa viva en el recuerdo de leoneses y vizcaínos, quienes organizan concursos y degustaciones para mantener vivo el recuerdo y la tradición. 

Olla ferroviaria. (Fotografía de Goldorak, extraída de Wikimedia Commons. Licencia CC BY-SA 3-0). 

FUENTES CONSULTADAS:

  • Sánchez Cachero, Mario. El ferrocarril español en la Filatelia. Estudios de Afinet, Nº. 16. Afinet. Albacete, 2024.
  • Federación Española de Sociedades Filatélicas.
  • Wikipedia

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